Pues finalmente he regresado, arreglando el problema de mi computadora y poniéndome al día...ya tengo algún material para comenzar a llevarles crónicas y artículos de lo que nos une en esta página…El vino… pero lo que me lleva a escribir estas líneas es algo que para algunos será refrescante y para otros…incomprensible, para mi es solo un desahogo.
Una de las cosas que estuve haciendo durante esta larga ausencia fue trabajar con la empresa Bayer, fueron varios eventos para los que me contrataron a través de la importadora Tamayo, dichos eventos me llevaron a viajar por Venezuela específicamente Valencia, Maturín, San Cristóbal, Maracaibo y Puerto La Cruz.
Las veces que iba a comenzar una degustación me daba un poco de nervios porque no sabía cómo era el publico de esas ciudades, fue muy agradable sentir en carne propia el crecimiento de la cultura del vino en nuestro país, hasta la logística en los hoteles era fácil, los mesoneros tenían experiencia en el servicio de catas y todo fue en líneas generales muy cómodo.
Lo que no fue fácil y mucho menos agradable, fue descubrir como personas que se autodenominan sommeliers, enólogos, expertos en vinos, entre muchas otros títulos; van por toda Venezuela “educando” a un público bellísimo, con sed de conocimiento y ganas de aprender, en donde lo que reciben son informaciones erradas, reglas, leyes y hasta discriminación en este mundo tan bello del vino donde nada de eso tiene cabida.
Estoy en shock todavía y los recuerdos de algunas preguntas que me hicieron solo me dan una gran impotencia al saber que solo a esa persona le pude aclarar esa metida de pata que le habían dicho. ¿Cómo se hace con los quien sabe cuántos recibieron la misma información?
Para que tengan una idea aquí les voy a decir algunos pequeños ejemplos de lo que escuche y leí:
¿Es verdad que el vino rosado es una mezcla de vino blanco y tinto de mala calidad?
¿Es verdad que el vino rosado es solo para gays y personas incultas?
¿Es verdad que en Venezuela los vinos blancos son una porquería?
¿Es verdad que los vinos costosos solo pueden ser bebidos por expertos?
Estas son solo algunas de las cosas que me preguntaron yo solo respiraba hondo, sonreía y simplemente aclaraba la duda.
No puedo dejar de decir que la curiosidad me dominaba, al principio no tanto pero cuando se hizo repetitivo en una y otra ciudad, no aguanté y logré que me terminaran diciendo quien era esa persona que les daba esa “información”; siempre y en todos los casos salió el mismo nombre o la misma descripción: El gourmet, el catador, el conocido, el exquisito, el extravagante pero más que todo…el respetado: Profesor Alberto Soria.
Valga aclarar que es cierto que de boca en boca todo se exagera y que una cosa es lo que uno quiera transmitir y otra lo que la gente entiende, así que me tome la molestia de indagar como había sido todo y sacar palabras textuales de las personas, yo les decía que no lo creía, que de repente estaban confundidos, pero ellos insistían en que la información la habían dado así.
Quiero recalcar que esto fue en todas las ciudades a las que fui y con un número no menor de 3 personas por cata donde para colmo la mayoría son ciudades pequeñas donde todo el mundo se conoce y van a los mismos eventos, así que lo que decía uno el otro lo reconfirmaba.
Pero ¿Quién es este señor?, ¿Quién es Alberto Soria?
Solo voy a dar mi apreciación…muy personal.
Primero voy a decir que es una persona que se alegraría mucho de leer este articulo ya que le fascina ser el centro de atención y la polémica, con sus opiniones hechas sin ningún tacto acerca de vinos y restaurantes ha logrado respeto a través de infundir miedo, algunos lo tildan de soberbio cosa que creo que en el fondo le encanta y define su extrema dureza como crítica gastronómica seria (según la última edición de la revista Papa y Vino)
Mi trato con este señor ha sido muy poco, me lo han presentado una y varias veces lo que me lleva a concluir que es el tipo de persona que nunca se acuerda de alguien que le parezca muy por debajo de su nivel, incluso trabajé en un evento donde yo me encargaba de los vinos y el de describir las armonías, donde por cierto lo único que le preocupaba era decirme como tenía que servir los vinos y de preguntar cosas absurdas de las cuales un sommelier tiene pleno conocimiento, imagino que no sabía cuál era mi función y mucho menos mi experiencia.
Presencié como este señor fue invitado a un restaurante como agradecimiento porque había hecho una pequeña reseña del mismo hablando bien de su gastronomía para luego ver como poco a poco destrozaba todo, probando solo un bocado, devolviendo lo demás y pidiendo pan al final porque el almuerzo había estado fatal y tenía que resolver su pérdida de tiempo al dirigirse a ese sitio…debía irse con la barriga llena después de todo. Lo que me lleva a preguntarme: Si había hablado bien ¿Cómo es que luego nada le gustó?, ¿es que acaso critica los restaurantes sin siquiera ir? o ¿no lo invitan lo suficiente? …
Bueno resulta que también escribe libros, dirige la cofradía de catadores o algo así, trabaja para varias casas importadoras que lo contratan para dar charlas a mesoneros, invitado habitual de programas de radio, escribe en revistas y en páginas web, de verdad que su curriculum es impresionante, toda una eminencia pues!!!
Profesor Soria yo no tengo nada en contra de sus gustos personales, los respeto, pero en el medio en el que se desenvuelve y del que vive que no es más que trato al público y difusión de la cultura del vino existen unas reglas que no se deben romper, son como el ABC: no se habla de política, de deporte, de religión ni de temas polémicos, esto tal vez no se aplica a usted pero lo que si se aplica es que tampoco se pueden imponer gustos personales, no se pueden poner puntos finales en el mundo del vino porque simplemente NO EXISTEN, ,este es muy amplio incluso para su persona …
Sé que muchas personas dirán que no me meta en camisas de once varas, ¿para qué? publicar esto tan polémico, que usted es usted y yo una simple sommelier que casi nadie conoce (eso me han dicho algunos mesoneros que usted ha entrenado), pero mi respuesta es que no me podía quedar callada ante tan poco profesionalismo... hace mi trabajo más difícil de lo que ya es debido a que tengo que estar aclarando las barbaridades que algunas veces dice, antes de animarme a escribir este artículo lo pensé mucho, no por miedo sino que siempre pensé que eran exageraciones, cuento tras cuento me ponía en su lugar y trataba de entenderlo pero cuando un comensal me dijo que por causa de lo que usted le había dicho ya no compraba vino blanco ni rosado…fue el colmo…
EN EL MUNDO DEL VINO NO HAY REGLAS…SOLO MITOS Y LEYENDAS!!!
Sommelier: Vanessa Barradas