lunes, 22 de febrero de 2010

Conociendo raices!, Restaurante Casa Urrutia




Aunque cada vez se olvida un poquito mas, las veces que conocemos a alguien nos preguntamos: ¿Esta persona sera familia de italianos o de españoles? ¿Portugueses o árabes?. Esta reflexión cotidiana se debe a que simplemente el venezolano esta lleno de raíces extranjeras y la gran mayoría ha sido protagonista y constructor de nuestro bello país por una u otra razón.

A mi la parte que mas me gusta (ya que me confieso una tragona sin remedio) es el aporte en la gastronomía que por años hemos tenido de los extranjeros que sembraron sus raíces aquí nuevamente y que extrañando sus orígenes nos llenaron de aromas, sabores y sensaciones que de solo probar te llevan a un viaje sin pasaporte con el único propósito de no regresar hasta terminada la digestión.

Este viaje lo realice en el restaurante Casa Urrutia especializado en cocina vasca, el cual no diré que queda en las Mercedes porque Casa Urrutia es el único que existe aquí, el otro se llama Urrutia y ese es un viaje diferente.

Bien, cuando entramos al sitio inmediatamente el olor que sentimos fue el de un restaurante lleno de anécdotas, camaradería y clientes satisfechos; por algo en estos tiempos tan bipolares donde un día entran dos personas a un restaurante y piden agua porque la crisis los esta matando, en Casa Urrutia no hay de eso; vi aproximadamente tres rotaciones por mesa todo el tiempo que estuve allí.

Quise pedir una degustación, yo iba a probar de todo un poco y de la mano de Jon Urrutia quien es el junior de la familia me deje llevar...ni siquiera vi el menú!

Al principio tenia un poco de miedo ya que aunque muy buena boca soy, no suelo pedir pescado en restaurantes y desde que me hablaron de este local sabia que era una de sus especialidades; me deje llevar igual, sin prejuicios y con la mente muy abierta me sumergí en los sabores, aromas y sensaciones de todo lo que estaba por probar.

De mas esta decir que la pase riquísimo, Jon es bastante joven pero nos atendió como el anfitrión estrella que ya quisiera encontrar en otros locales, además de estar pendiente del servicio que se daba en todas las mesas; era impresionante como nos iba explicando cada plato y a la vez le sonreía a los clientes que se iban satisfechos dándoles las gracias por haberlos escogido como sitio de esparcimiento y buen comer; mucho personal de sala he visto bastante mayores que no te dan ni las buenas tardes.

Comencé con Champagne y termine con un vulgar Sambuca flambeado, cosa que me dio mucha risa ya que creo que Jon esperaba que ordenara algo mas exquisito, solo el que me conoce sabe que si pido un Sambuca es porque comí tanto y tan divino que necesito un segundo aire para respirar.

Espero repetir la experiencia y aprovecho para darle las gracias a Jon por haber compartido esa tarde con nosotros dejándonos saber que las raíces realmente se llevan en el corazón y que si buscas lo suficientemente bien podrás encontrar el alma de un extranjero en su comida!

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