"La vid en la tierra es el resultado del poder de la música", frases como esta pronunciaba Nicolas Joly cuando estaba finalizando parte de su gran charla en el hotel Tamanaco Intercontinental el día 4 de noviembre, generando todo tipo de curiosidades y anhelos por probar sus vinos.
Por fin logré coordinar y me iría esa misma noche al restaurante Le Gourmet para esperar mi turno en la mesa, había mucha gente y todo un protocolo en la entrada, parecía una marcha militar guiada en torno a este personaje y sus vinos.
Me tocó sentarme tranquilamente al lado de Carlos Oropeza quien me acompañó en mi silenciosa espera, para liberar tensiones dijo algo que me causó mucha risa; supuestamente esa escena de espera que nos tocaba hacer para pasar a la mesa rezando que faltara alguien para ocupar su puesto, a el lo llevaba junto a su peor pesadilla, en donde Venezuela se la había llevado quien la trajo y el junto a su familia esperaban el turno para tomar el helicóptero militar que los llevaría a la libertad...reflexioné sobre cuantas cosas insólitas puede el vino hacerte sentir.
Por fin nos lograron acomodar y ya relajados empezaríamos a disfrutar de una velada inolvidable.
Nicolas Joly fue introducido nuevamente a todas las personas presentes en la sala y dando unas breves palabras comenzaría la cata vertical de algunos de sus vinos, la misma estaria dirigida entre el mismo Sr Joly, Marianella Abadi y Miguel Abilahoud.
La Culée De Serrant, Savennieres, Valle de Loire. Francia
2007:
Ese año no hubo botritis explicó el Sr Joly, el vino tenia un color dorado apagado, en nariz recordaba a fruta muy madura, tenia notas acarameladas y miel junto a intensos aromas minerales, también me recordaba a pasas blancas o catiras como mejor se quiera referir.
Cuando se agitó se le vio un poco denso y al llevarlo a la boca tenia una acidez muy equilibrada llenando a su vez la boca de manera muy persistente, se sentía muy afrutado. Cuando pasó el tiempo las notas a caramelo e intensificaban.
En dos palabras: Fruta tropical.
2006:
Bien dorado y ya con botritis se sentía especiado con muchas hierbas aromáticas, clavo de olor, grama y caramelo quemado también la mineralidad era muy intensa en boca la acidez espectacularmente equilibrada de nuevo. Cuando pasó el tiempo era mas especiado y hasta mentolado.
En una palabra: Especiado.
2005:
Con un dorado mas pajizo o mas claro que el anterior, en nariz se sentían notas a ceniza y metal, también con el paso del tiempo olia a café, en copa se dejaba caer con facilidad pero a la vez se veía muy serio, yo lo sentí dulce o bien afrutado.
En una palabra: Dulce.
1994:
Dorado intenso, brillante, bello y muy limpio, en nariz se sentían notas animales, aromas empireumáticos, estiércol, clavo de especia, mineral complejo y frutas en almíbar, también se veía pesado en la copa y era denso en boca, se sentían las frutas al contacto con la lengua, delicadeza gran persistencia y presencia. Vino sorprendente por su elegancia y complejidad, lo sentí lleno y muy equilibrado.
En una palabra: Cuerpo.
1991:
No se veía tan dorado como el anterior y en primera nariz se sentían notas animales intensas y notas ahumadas también, al agitarlo se volcaba a los recuerdos minerales siendo mas alegre en copa y un poquito mas ácido.
En una palabra: Animal
1989:
Dorado que a su vez te lleva a imaginar el ocre, después de 20 años este vino se veía luminoso y limpio, Como esta de vivo!!, anotaría yo textualmente, también elegante, redondo, ahumado y largo, uno de los grandes descubrimientos de Joly tomando en cuenta que cosecho vinos biodinámicos a partir del año 84. En boca era dulce y te dejaba notas animales en el post gusto.
En una palabra: Milagro.
1967:
Su madre estaba a cargo del viñedo en esa época y se cosechaba y trabajaba de manera tradicional, así que aquí lo que habla es ese suelo, esa región en si; se sentían notas empireumáticas y balsámicas algo de cera o vela que marcaba la diferencia con los demás pero igualmente estaba vivo y muy limpio.
En varias palabras: Sin palabras.
La experiencia fue única y me enorgullece haber estado allí, pocos profesionales tienen la posibilidad de probar productos tan complejos y diferentes en el mundo, en Venezuela los sommeliers somos privilegiados.
Solo me queda el eterno agradecimiento a Marianela, a Merlín y a Gustavo quienes de una u otra manera hicieron posible que yo compartiera esta maravillosa experiencia llena de sensaciones, de pasión y de amor por el vino; ellos me hicieron conocer una vez mas la magia del caldo de los dioses!
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