Siempre me preguntan que como fue que termine siendo Sommelier, para resumir un poco no pensaba que esto iba a ser mi fuente de trabajo y mucho menos mi vida entera, no me gustaba el vino, de hecho lo que sabia tomar era la famosa “leche de la mujer amada”, siempre recuerdo que el vino me encontró a mi, a través de Dayana a quien conocí por pura casualidad, vivía en Puerto Ordaz y estaba estudiando turismo en un instituto, no había elegido esa carrera, de hecho no quería estudiar nada pero con una mama bien estricta pues tuve que comenzar a estudiar algo que fuera una carrera “normal”,
Tengo dos hermanas, la mayor es abogado y la menor es odontólogo ambas apasionadas en lo que hacen, yo simplemente no encontraba mi camino y en mi casa eso era una tragedia, debo reconocer que internamente para mi también era un dilema, cuando comencé a estudiar el mundo del vino me interese primero que nada en la literatura, eso fue lo que me atrapo, el señor Leo tenia libros espectaculares que me prestaba para que fuera leyendo, poco a poco me fui dejando llevar por esta cultura, comencé a entender el vino y su servicio, trabaje en todos los restaurantes de este señor, que tenia, o mejor dicho, tiene fama de ser bastante exigente cosa, que agradezco profundamente ya que aprendí a conocer de cerca el servicio en la sala, comencé como mesonera, imagínense esto fue hace ya mas de diez años!!
Costo mucho para que la Academia de Sommeliers llegara a Caracas y fue muy gratificante ver como se llenaban los cupos, comencé a conocer gente del medio gastronómico y del vino que me han apoyado hasta el día de hoy; poco a poco es inevitable hacer amistades con los que en ese momento eran estudiantes ahora colegas, la Academia ya va por su 4ta promoción y he tratado con gente maravillosa a través de estos 4 años que tengo viviendo aquí.
Lo que me lleva a estas líneas es la inquietud que ahora me embarga de ver como año tras año hay mas sommeliers que se dan a la hermosa tarea de educar al comensal dándole herramientas para que sepan exigir un buen servicio tanto del vino como de atención al cliente en general, he visto la mejoría en la calidad de las copas y de las cartas de vino entre otras muchas cosas..Entonces ¿Que es lo que me preocupa?, que cada vez exigimos mas y tenemos menos personas que nos den este servicio que demandamos.
¿Por qué sucede esto?, ¿Qué fenómeno causa que en vez de ir para adelante estemos retrocediendo?, para mi la respuesta es muy simple: en nuestro país no hay cultura de servicio, se confunden los conceptos de servir y ser servil, tenemos muchos aficionados que estudian por su interés personal pero que siguen viendo este oficio como algo que denigra a una persona, he escuchado con mucha tristeza personas que dicen que les da pena que los vean sirviendo un vino en un restaurante, que se excusan con sus familiares o amistades diciendo que lo hacen porque tienen unas pasantias que cumplir para graduarse de sommelier, hay algunos que hasta me han dicho que menos mal que no viven de “eso” porque no le aguantarían vainas a nadie (ojo, no conseguí un sinónimo que pudiera traducir ese sentimiento) Con esta manera de pensar ¿Que puedo esperar?
Yo seguiré haciendo mi trabajo con orgullo y pasión porque es mi carrera, mi profesión y mi oficio, para esto estudie y sigo estudiando, para mi tener el titulo de sommelier en papel o en el corazón representa lo mismo que para un medico o un abogado el suyo.
Respeto todas las maneras de pensar y cada quien puede hacer de su tiempo y su dinero lo que mejor le parezca, pero ojala algún día no muy lejano aprendan a respetar esta profesión, lo exijo por los que si trabajamos en este medio, ojala aprendan a pensar un poco lo que dicen antes de ofender a una persona que solo esta prestando un servicio, con humildad, devoción y verdadera vocación. Siempre los estaré esperando en un restaurante cualquiera para brindarles lo mejor de mi carrera.
El señor Leo me escribió una vez una dedicatoria que guardo con cariño:
“una sola palabra: SOMMELIER”
3 comentarios:
Vane... wuaoo. Me pusiste a pensar. Te felicito por tu blog, lo visito frecuentemente. Estas perdida!!!
Un beso
Vanessa, lo más importante de lo que una haga es sentirse orgullosa e identificada. El vivir de apariencias y modas es lo que no nos permite evolucionar- Y, de eso una gran parte de los venezolanos estans llenos: de la apariencia y el snobismo.
Son pocos los que tenemos claros que todos indistintamente de lo que hagamos o las profesines que tengamos prestamos servicios y que estos deben ser de calidad para echar a andar este país.
Me gustó tu historia y más la coincidencia de la plantilla ya que es la misma que elegí para el mío.
Caramba Vane realmente te botastes con tus comentarios. Yo estoy cien porciento contigo, es VOCACION Y ORGULLO lo que uno siente cuando sirve un vino, cuando uno les habla a los comensales acerca del vino u otras cosas, que ellos se sientan bien y se retiren con una gran sonrisa diciendo FELICITACIONES por el vino que me sugeristes gracias. Ya con eso uno se llena y se entrega mas a seguir enseñando.
Yo siento lo mismo despues de rodar y rodar hasta que consegui mi camino SER SOMMELIER.
Colega un gran abrazo. Ellen
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